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La inteligencia artificial en los procesos editoriales y la evaluación por pares

Repiso, R. (2024). La inteligencia artificial en los procesos editoriales y la evaluación por pares. Revista de Investigación e Innovación en Ciencias de la Salud, In press. https://doi.org/10.46634/riics.317

Empezamos con un mito

Para explicar la importancia de la inteligencia artificial quiero compartir un mito griego que Platón atribuye al sofista Protágoras, protagonizado por los titanes Epimeteo y Prometeo, hijos de Jápeto y Clímene. El nombre «Epimeteo» se interpreta generalmente como «el que piensa después», en contraste con «Prometeo», «el que piensa antes». Todos conocen a Prometeo por haber llevado el fuego a los humanos y su posterior castigo, en cambio, la figura de Epimeteo es algo más desconocida. Los hermanos recibieron de Zeus el encargo de repartir habilidades y atributos a los animales recién creados. Prometeo tomó la responsabilidad de realizar esta tarea con cuidado y astucia, asegurándose de que los seres humanos tuvieran ventajas significativas. Sin embargo, Epimeteo, quien actuó primero, comenzó a distribuir los dones individualmente. Por ejemplo, al conejo le dio el don de reproducirse masivamente para así compensar que fuese cazado por su carne, y así con todas las criaturas. El problema fue que se olvidó de los hombres y cuando les llegó el turno ya había repartido todas las cualidades naturales de las que disponía. Abrumado, le preguntó a su hermano qué hacer y este decidió robarles a los dioses cualidades divinas para dárselas a los hombres. A Hefesto y Atenea les robó las Artes y las habilidades técnicas, y de camino el fuego (según Platón), pues sin el fuego estas no nos servían, proporcionándole así a la especie humana los medios para sobreponerse en la naturaleza.

Por lo tanto, la característica principal del hombre es su capacidad para las artes y la creación y uso de herramientas. De hecho, en la mitología griega el origen de la civilización es justamente el paso de la oscuridad a la luz, el paso a una era tecnológica. De la misma forma que en la composición histórica, la invención de la escritura es un elemento tecnológico, que separa la historia de la prehistoria. La pregunta es, ¿qué peso van a tener estas nuevas herramientas, las inteligencias artificiales, en el devenir histórico? Concretamente, ¿cuál es el presente y futuro de la inteligencia artificial en la comunicación científica?, ¿cuáles son los desafíos éticos y prácticos?

Estamos ante el desarrollo de un tipo de herramientas que nunca había existido, un instrumento que sustituye a las personas en una actividad concreta, la intelectual, que hasta ahora estaba excluida de todos los desarrollos anteriores. Probablemente el precedente más parecido sea la calculadora digital y posteriormente la combinación entre programas de cálculo y bases de datos. La inteligencia artificial se compone por una parte de una gran base de datos sobre cuya información se ha entrenado un sistema que permite comprender sus características, analizarlas y comunicarlas en lenguaje natural. Pero quizás lo más sorprendente de todo es la capacidad para generar nuevo conocimiento con mayor o menos grado de autonomía en base a la información asimilada, ya sea en forma de texto, imágenes, sonidos o vídeos. La singularidad de esta herramienta es que tiene una característica única: es capaz de crear sin la directriz humana y realizar labores de análisis de aspectos formales y de contenido. Si las herramientas son divinas, la inteligencia artificial lo es en grado sumo.

El ámbito de la investigación científica, paralelamente a la industria, constituye uno de los principales espacios de desarrollo e integración tecnológica. Aunque la sencillez de las inteligencias artificiales presagia una ampliación de su aplicación en numerosos sectores donde las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ya están presentes, abarcando desde el ámbito comercial hasta el educativo, incluyendo también la gobernanza. La implementación de una tecnología depende de su utilidad, accesibilidad y facilidad de manejo. La inteligencia artificial, con su capacidad para entender el lenguaje natural, sus interfaces en varios idiomas y sus vastas opciones para reemplazar herramientas anteriores y gestionar procesos, se está convirtiendo en una herramienta esencial. En solo año y medio ha llegado a ser indispensable para numerosos profesionales, incluidos aquellos del campo de la comunicación científica.

¿Cómo podemos aprovechar la IA en los procesos de revisión por pares?

En el contexto académico actual, se aconseja firmemente la implementación de sistemas de inteligencia artificial en áreas especializadas como la evaluación de manuscritos científicos por expertos. Es imperativo que se utilice las IAs para estos fines, y que aquel que introduzca los prompts específicos posea la capacidad de juzgar la pertinencia y calidad de las respuestas generadas por estos sistemas. Los editores, revisores y autores deberían considerar proactivamente la integración de estas tecnologías en el proceso de creación y evaluación de manuscritos, con el objetivo de agilizar y profundizar los procedimientos de revisión en la búsqueda de mejores resultados en un menor tiempo. Recordemos la importancia de la velocidad en el campo de la comunicación científica. La inteligencia artificial debe emplearse como un recurso auxiliar, un asistente, siendo el investigador experto aquel que asuma la ejecución principal del análisis. Debido a que una IA no cuenta con experticia en campos científicos específicos, no debe ser considerada como un posible par científico en ningún momento. Por tanto, una IA no se puede involucrar en los procesos de revisión como un par, pues no es equiparable a una persona, cosa diferente es que alguno de los actores del proceso (editores, revisores, etc.) la utilicen como herramienta auxiliar.

En la actualidad, la inteligencia artificial puede usarse de manera ética para:

 Sintetizar documentos, previos a la lectura.

 Extraer información concreta de los documentos.

 Mejorar la redacción de textos (reescritura).

 Sugerir el contenido de campos descriptivos como títulos, resumen o palabras clave, al objeto de mejorar los ya existentes.

 Identificar errores formales previamente incluidos en el prompt como referencias con errores (errores de estilo), inconsistencias, uso de la primera persona, repetición de términos, etc.

 Creación de imágenes ilustrativas (no científicas).

 Sugerencias de revisores.

 Sugerencias bibliográficas (el revisor debe conocer en profundidad lo que sugiere).

Las inteligencias artificiales más utilizadas en los procesos son las inteligencias artificiales genéricas ChatGPT, Gemini o especialmente las herramientas especializadas en análisis científico ChatPDF, Elicit, SciSpace. Existen otras.

Más adelante, cuando existan desarrollos superiores, seremos capaces de preguntarle a la máquina si los trabajos realmente aportan resultados significativos, originales, incluso las máquinas podrán saber quién ha escrito el texto del artículo en torno a patrones de escritura.

¿Qué sería un uso poco ético de la IA en estos procesos?

Sería poco ético pedir a las IA que nos genere informes, textos de la nada, imágenes científicas. Igualmente, sería poco recomendable el análisis de datos sin una supervisión experta. Los resultados deben ser sopesados por expertos para que las decisiones se ajusten a la realidad. La inteligencia artificial es un mero asistente, muy perfeccionado, pero un asistente, una herramienta, que, en caso de ser utilizada en los procedimientos de obtención y análisis de la información, deben mencionarse detalladamente en la metodología. Aparte, no hay que olvidar que estos procesos deben ser confidenciales, es decir, debemos utilizar IAs que garanticen la confidencialidad de los datos y cuyos sesgos sean conocidos y por tanto considerados al evaluar sus respuestas. En definitiva, el gran paso para entender que hay una conducta poco ética, deshonesta e incluso peligrosa, es la suplantación de la herramienta por el evaluador, autor, en las tareas creativas y críticas.

La capacidad de crear herramientas es un don divino, pero está supeditada al que las utiliza. Sin embargo, esta nueva generación de herramientas está cerca de suplantar al hombre en los procesos creativos intelectuales y, en los peores vaticinios, de convertirse en herramientas omniscientes, una cualidad solo al alcance de los dioses.

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